Se acaba el año y paso a ser del curso más grande del colegio: 4to medio. Eso si hay niñas de 3ro que tienen más años y no han repetido, pero aquello es simplemente un detalle. Me queda el último año de inocencia estudiantil, las últimas veces en que las pruebas sean regaladas, pueda tutear a los profes y esté con mi querido B- no, no está leyendo mal ni es sarcasmo-. Aquel grupo que me acompaña desde 4to básico (que irónico) y me otorga aunque sea una sonrisa por día, aunque generalmente sea de burla.
Estas serán las últimas veces en que pueda pagar escolar por el sólo hecho de que vean mi disfraz de pitufo, perdón, uniforme. Y no será hasta el próximo viernes, cuando nos despidamos de nuestro último 4to que tomaré verdadera nostalgia del asunto. Aún así esto no quiere decir que no desee entrar a la universidad. Es, probablemente, algo que he deseado desde que supe que algún día podría vivir sola. Llevo algo así como 13 años de esperar aquel mágico suceso de dejar atrás este lugar - donde escribo- llamado casa y el edificio amarillo con azul que visito desde hace bastante tiempo. Pienso en aquellos días en que maldeciré haberlo dejado, pero lo gratificante que será estar estudiando lo que realmente quiero. Por el momento estoy en un indesición vocacional gigante que incluye hasta carreras como Diseño. Pero vuelvo a mi problema más cercano y trato de pensar si he valorado el tiempo que he pasado por el sector I.T. Aunque mejor dejo de cuestionármelo, paro con las idioteces y voy a velar por mi futuro con un facsímile cualquiera.
Buenas noches PSU, nos vemos mañana.