Lo que menos me importó de aquel niño fue que tuviera Sindrome de Down o más aún que no entendiera ni una sola palabra de lo que decía. Me llamó la atención el hecho de que estirara su mano, tomara la mía y me dijera casi como un pequeño susurro "ven". Yo caminé en compañía de Saku, acabábamos de salir de la Biblioteca después de buscar por los pasillos prohibidos las antiguas zonas de contacto y descubrir que Oh! la delincuencia puede existir en un colegio católico ABC1, quién lo diría!.
La cosa es que nos llevo por el borde de los estacionamientos hasta el pasillo de enfermería, contabilidad, pastoral, entre otros. Paró en seco al ver a la multitud rezando y aún más bajo que antes nos exclamó un "siéntense". Y lo hicimos. No queríamos desobedecer a un niño que había tomado tanto trabajo en llevarnos a un acto del primer ciclo de nuestro colegio. Entonces comenzó a cantar, una canción que curiosamente estuvo en nuestra primera comunión como también en gran parte de las misas posteriores a ésta. Miré como sonreía cada vez que decía Dios y pensé en lo hermoso que sería volver a creer de esa manera. Sonreí, de hecho creo haberlo hecho gran parte de ese día. Recordar lo mágico que había sido encontrarnos con aquel pequeño, el que nos llevara a rezar y posteriormente a cantar eufóricamente me hizo pensar bastante. Y creo que por un momento, un pequeño instante entendí el regocijo que significa estar en una iglesia que te acoja de esa manera. Lamentablemente sigo siendo hereje, lo único que creo es que la religión nunca ha ido realmente conmigo. Pero aquel niño planteó la duda, el gran enigma de un ser que gracias a
Nietzsche ya daba por muerto, y curiosamente hizo algo que muchos otros no había hecho.
Algo que 11 años de enseñanza católica no han estado ni cerca de lograr.
ohhh nuevo blog no tenia idea! lindo template y de vuelta a blogger....jaja xD
ya asi q te cambio el link d ahi y todo...saludos!