Estos días de colegio se han convertido en un eterno deseo de conseguir tiempo para lo que sea. Porque si no es mi profe jefe preguntando por la confirmación, las coordinadoras por la PSU o una que otra infame compañera con el polerón de curso, estoy soñando, divagando o comiendo. Si es que no me molestan mientras me alimento. Aunque el verdadero colapso comenzó el sábado en la mañana -post salida al cine y camina nocturna extensa- cuando a las 8 de la mañana desperté extremadamente apurada para ir a ese preludio de lo que será
"la sigla innombrable" en unos cuantos meses. El problema es que éste empezaba a las 8.15 y a esa hora recién estaba bañándome. Corrí al paradero, y del paradero a mi colegio, y dentro de I.T al punto de abrir la puerta del salón -lugar de acontecimiento- con toques Kramer. Ni hablar de la risa de alguna de mis compañeras al verme con el pelo mojado, roja y con la primera ropa que había encontrado en mi cuarto.
De ahí el suplicio, sentarse y comenzar a contestar algo para lo que no había estudiado. "Es un diagnóstico, es un diagnóstico" pensaba, mientras me daba cuenta que habían muchas cosas que no sabía, como por ejemplo la interpretación de poemas. Muerte a esa parte junto con los conectores, maldita subjetividad que los aqueja en cosas tan poco adivinables como esas.
Pero eso no era nada, entregué las respuestas como una hora de término y salí a comprar una bebida al Lider amigo. Cuando volví quedaban pocos minutos para que lo que iba a ser una verdadera matanza de neuronas, Matemáticas.
Entré, me senté y comencé a responder las primeras preguntas, todo fácil hasta el momento. Hasta la 3ra, 4ta, 5ta y así sucesivamente hasta la 70. Genial! no estaba al corriente nada de lo que debería contestar, al parecer mi intelecto se había coartado sólo en responder a lo que me atañe como aspirante a literato pero el resto lo obvio de una manera impresionante. Y así estaba yo frente a un montón de páginas en blanco, porque ni la cabeza me daba para resolver algo. Mientras tanto Josefina se imaginaba que el protagonista de ?
La metamorfosis? la acompañaba, yo miraba los minutos queriendo que fueran más cortos y acompañados de un alumbramiento extraño y repentino para llenar algún circulo de la hoja de respuestas.
No fue así, aunque debo admitir que no fui la única. Varias diluyeron sinapsis para ese entonces y escribieron dos respuestas. Dos respuestas que para más colmo estaban malas. Lo que no fue mi caso tampoco.
Y en eso se fue el fin de semana, además con una conversación hasta las 3 de la mañana sobre faldas/jumpers y el agua potable de una casa desconocida cercana a la de una de mis profesoras. La profesora de matemáticas específicamente, relación poco amigable con lo anterior.
Queda esperar un cumpleaños que se celebrará mañana y la salida a Pánico el miércoles. Hasta entonces esperar que
crónicas se actualice nuevamente con uan descripción de los tortuosos profesores que tenemos y nada más.